sábado, 14 de febrero de 2009

El largo y tortuoso camino hacia Bolonia


Este año en mi Escuela se han adaptado al sistema ECTS unas 30 asignaturas de las titulaciones de Informática de Gestión y de Ingeniería en Informática. Es un importante salto cualitativo de las 7 asignaturas que hubo en los dos años anteriores y que sin duda obedece a la inmediatez de la llegada del título de Grado: el profesorado trata de "adaptarse a Bolonia" con las asignaturas que imparte en la actualidad.

Unos profesores han asistido en los últimos años a cursos sobre adaptación al EEES, otros se han limitado a leer información en libros o por la Red, y otros se han "adaptado" (una fea palabra, porque parece que los que no lo han hecho son unos "inadaptados") como han podido. Una vez terminado el primer cuatrimestre el balance no parece ser muy positivo entre los alumnos. Las quejas más habituales tienen que ver con el exceso de trabajo, la gran cantidad de trabajos, entregas y parciales, y la poca coordinación entre asignaturas para organizar la entrega de las prácticas.

Y es que me da la sensación de que la adaptación al EEES se está resumiendo en una simple evaluación continua, en la que además cada profesor decide qué es una evaluación continua. Así tenemos, por ejemplo, quien hace exámenes parciales cada dos o tres semanas (y alguno a menudo por sorpresa), al más puro estilo de mi Instituto en los años 80. Otros van pidiendo trabajos periódicamente y luego se pegan enormes atracones corrigiendo durante todo el cuatrimestre, y se lamentan porque dejan de lado sus actividades de investigación. También está quien intenta llevar adelante una planificación de tareas prusiana que al menor imprevisto puede saltar por los aires (una huelga, una baja por enfermedad,...).


Que yo sepa en ningún sitio del Tratado de Bolonia se dice que tenga que haber una evaluación continua, pero lo que está claro es que, puesto que las asignaturas y sus contenidos ya no se planifican en función del número de horas de clase sino del número de horas que el alumno medio (esa es otra, ¿quién es el alumno medio?) debe de dedicar para superar con éxito la asignatura, el profesorado de la Universidad española se ha visto abocado a cambiar sus hábitos docentes, que hasta el momento poco más daban de sí más allá de la clase magistral y la práctica más o menos guiada en el laboratorio. Los alumnos que estudian los últimos años del sistema LRU están sufriendo las consecuencias de ser unos auténticos conejillos de indias de todos los experimentos que los profesores vamos haciendo a medida que asistimos a cursos sobre métodos docentes, trabajo colaborativo, aprendizaje basado en proyectos, herramientas de la web2.0, etc.


Estoy convencido de que a medio plazo la forma de impartir la clase el profesorado medio español va a cambiar radicalmente para bien (siempre y cuando de verdad dejemos de tener 150 o 200 alumnos en un aula, porque si eso no se corrige, si no se hace el necesario esfuerzo para disminuir el tamaño medio de los grupos, absolutamente nada cambiará), pero por ahora lo que se está provocando en muchos casos es el enfado y el desconcierto de gran parte del alumnado, que no ve que Bolonia le esté trayendo nada nuevo.
Sin embargo, y para ser justos, también hay que matizar algunas cosas. Cuando hemos realizado alguna encuesta para conocer cuantas horas trabajan los alumnos semanalmente, lo cierto es que la media no supera las 30-35 horas (aunque hay esa dedicación no es todo lo uniforme que debería ser, algo que sin duda se irá corrigiendo con la experiencia del profesorado y la mejora de sus estimaciones). En alguna ocasión me he dirigido a un alumno que se quejaba y le he dicho "mírame a los ojos y dime que llevas currando entre 35 y 40 horas a la semana desde el 22 de septiembre", y la respuesta ha sido, invariablemente, que no. Pues Bolonia busca eso, que el alumno sea un profesional del estudio y curre entre 35 y 40 horas a la semana (¿realmente tienen que trabajar los alumnos universitarios todas esas horas? no sé, no lo tengo tan claro pero eso es lo que está estipulado). Y al alumno, al que se ha dejado toda su vida hacer lo imprescindible hasta un par de semanas antes de los exámenes eso, lógicamente, le cuesta mucho. Pero lo que más me sorprende es que la mayoría de las guías docentes dan la oportunidad de acogerse a un "sistema de evaluación para no asistentes", es decir, a un sistema clásico puro y duro, el que el alumno mejor conoce, y sin embargo prácticamente nadie lo escoge. El motivo es que el alumno sabe perfectamente que con el primer sistema tiene más probabilidades de aprobar.

Todos tenemos mucho que aprender. El alumno, a trabajar desde el primer día, a organizarse y planificar su tiempo, priorizar sus actividades, responsabilizarse de su aprendizaje y abandonar la postura del "escuchante" en clase. Cuando yo estudiaba al menos tomábamos apuntes, ahora con las presentaciones ya ni siquiera se hace eso, lo que debe de ser el colmo del aburrimiento. A veces me planteo dejar de utilizarlas, porque el alumno confunde la transparencia (que es un apoyo a la explicación del profesor) con unos apuntes.


Por otra parte, el profesorado tiene que abandonar muchos hábitos y tiene que adquirir otros. Tiene que asumir que recortar su temario no es un sacrilegio, y que si el alumno no recibe una sesuda clase magistral sobre el punto 8.4 del temario no por ello va a acabar en el arroyo convertido en un homeless desarraigado y apartado de la sociedad. El profesor tiene que asumir que la clase magistral puede ser importante, pero desde luego no es lo más importante en el proceso de aprendizaje del alumno. Y tiene que aprender a planificar y a establecer mecanismos de medición del tiempo que dedican sus alumnos para poder mejorar continuamente sus estimaciones y su planificación. Pero eso sí, a los profesores alguien debería de explicarles mejor qué es lo que se espera de ellos, cómo se va a reconocer el enorme esfuerzo de adaptación que estamos realizando, y si se va a valorar de alguna forma al buen profesor o, por el contrario, los seguirán evaluando por el número de JCRs que publican cada seis años. El voluntarismo dura un tiempo, pero inevitablemente se acaba y si no hay una apuesta clara y firme por guiar y apoyar con medios técnicos y humanos al profesorado en esta reconversión podríamos acabar volviendo, desmoralizados, al punto de partida, a la clase magistral.

Aclaración: algún comentario me demuestra que lo de Bolonia todavía no está muy bien explicado. Las 35-40 horas a la semana INCLUYEN las horas de clase, tutorías, etc. Es decir, TODAS las actividades académicas del alumno, tanto presenciales como no presenciales.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¿30-35 horas semanales? ¿Aparte de las 6 horas diarias de clase? No puede exigirse algo así a los alumnos, mucho menos cuando buena parte tiene que trabajar para pagarse las matriculas (no hay becas para todos, y cada vez menos).

~[ MAU ]~ dijo...

Mi punto de vista desde el punto del vista del alumnado en el nuevo sistema EEES difiere un poco del suyo.

El principal problema radica precisamente en los profesores mas veteranos, por lo general, son más conservadores por lo que se basan en la ley del mínimo esfuerzo... el total si no me "pagan" más les doy lo de siempre pero maquillado. Se resaltado en comparación con los profesores jóvenes una barbaridad, más cercanos a las tecnologías 2.0 y usar medios más actuales...

Los estudiantes somos una esponja, tanto para lo bueno como de lo malo, de igual forma que ocurre de padres a hijos. Lo que no implica que no te pueda salir "rana".
También decir que todos hemos sido jóvenes, nos gusta salir de fiesta, hacer deporte, conocer chic@s... lo que no esta reñido con ser un buen estudiante, pero no se le puede pedir peras al olmo.
A mi me costo mis añitos en ver la importancia de la planificación y de optimizar el tiempo hasta extremos inimaginables...

Si sintetizo lo mejor de los profesores que he tenido, no son aquellos ni más simpáticos, ni que saben más de un tema...sino aquellos que tienen la cualidad de transmitir y hacerlo divertido una asignatura para que te pique la curiosidad... no hacer trabajos de copy&paste tostones que ni dios se lee. Por ejemplo me acuerdo de hacer un trabajo que consistía en meter contenidos en la Wikipedia, redefinir unos ciertos conceptos acerca de "Cluster de ordenadores" y realizar una especie de "competición" entre los de la clase por ver quien editaba en cantidad y calidad...además de útil para la comunidad e infinitamente más divertido.

En definitiva, sobre el papel es todo muy bonito, pero sin medios económicos, recursos docentes y la implicación de cada uno de las partes implicadas, no se verán los resultados hasta dentro de 5-10 años cuando este todos los cursos en el nuevo plan, mientras los alumnos-conejillos de indias sufren las penurias del sistema a un coste del crédito mucho más caro (60ECTS = 1700€!!!).

Lo raro sería que no se quejaran... al menos quiere indicar que les importa su futuro.

Anónimo dijo...

Yo soy profesional, con mi carrera acabada hace años. Me gustaria sacar otra, por gusto mas que nada (alguna ingenieria relacionada con temas de electronica -soy ingeniero ya-).

Estoy viendo que con Bolonia va a ser imposible. Yo no puedo ser estudiante a tiempo completo por mucho que quiera, tengo hipoteca y que pagar muchas cosas.

El sistema de estidante a tiempo completo funciona bien en otros paises donde los estudiantes reciben ayudas por estudiar y tienen otros metodos de trabajo, pero aqui... esto es España. Nos vamos a dar un tortazo que..

ENRIQUE BARREIRO dijo...

Las 35-40 horas a la semana INCLUYEN las horas de clase, tutorías, etc. Es decir, TODAS las actividades académicas del alumno, tanto presenciales como no presenciales.

ENRIQUE BARREIRO dijo...

En lo que se refiere al estudio de los que ya están trabajando, Bolonia contempla que las Universidades tienen que organizar su oferta precisamente para facilitar el aprendizaje a lo largo de toda la vida laboral. ¿Cómo? Considero que principalmente hay dos vías: por un lado, la matrícula parcial en asignaturas sueltas (a alguien que trabaja le tiene que resultar, por fuerza, imposible cursar la carrera al mismo tiempo que a alguien que no trabaja). Por otro, el establecimiento de mecanismos de evaluación para no asistentes.